A pocos minutos del bullicioso casco antiguo y las playas de Peñíscola se esconde un rincón de paz que pocos visitantes conocen: el Marjal de Peñíscola. Este humedal costero es uno de los espacios naturales más valiosos del entorno, un auténtico tesoro ecológico que invita a descubrir un paisaje muy diferente al que solemos asociar con este destino.
El Marjal es un ecosistema formado por lagunas, canales y prados húmedos, hogar de una gran variedad de aves, algunas de ellas protegidas, como la garza real o el avetoro. El paseo por sus senderos permite observar la fauna en libertad, disfrutar del canto de los pájaros y conectar con la tranquilidad de la naturaleza.
La ruta más popular es el itinerario señalizado que parte desde las inmediaciones del camping Edén y se adentra en la zona húmeda. Se puede recorrer fácilmente a pie o en bicicleta, y es muy accesible para familias con niños. A lo largo del camino, encontrarás paneles informativos que explican la biodiversidad y el valor ecológico del humedal.
Aunque Peñíscola es conocida por su verano de sol y playa, el Marjal ofrece su mejor cara en otras estaciones. Durante el otoño y el invierno, el clima es suave y perfecto para caminar sin el calor del verano, y en primavera, la vegetación estalla en mil colores. Es un plan ideal para quienes buscan una escapada tranquila, fotogénica y diferente.
Lleva calzado cómodo y algo de agua, especialmente si visitas la zona en los meses más cálidos.
Si eres amante de la fotografía, no olvides tu cámara: los reflejos del agua, las aves y el cielo ofrecen imágenes espectaculares.
No está permitido bañarse ni alimentar a los animales, ya que se trata de un entorno sensible.
Para los más curiosos, existe una guía de aves que puedes descargar o llevar contigo para identificar las especies.
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